jueves, 17 de mayo de 2012

¡HAN LLEGADO LOS ABEJARUCOS!

Hola amigos:
Hoy vengo a contaros que, como cada año, una pareja de abejarucos ha llegado a Carbajosa, a uno de los jardines que se encuentra a escasos 100 metros de mi casa. 

Pareja de abejarucos, acechando desde su posadero.

Los ví el martes 15 de Mayo, desde el coche cuando volvía de trabajar, y no pude dejarlo para más adelante, así que llegué a casa, cogí la cámara de fotos y... aquí os los traigo.
Os contaré que el abejaruco es de la familia de los martines pescadores, de las carracas o de las abubillas. Son inconfundibles, por su bello colorido, y también por su forma de volar, muy acrobática, con aleteos muy rápidos y planeos con las alas abiertas...

Abejaruco escondido entre las ramas

Les gusta vivir en sitios que presenten una zona arbolada en la que posarse, con árboles que tengan ramas rectas, para desde allí esperar a sus presas, y que tengan también un talud arenoso donde hacer el nido. 
Comen principalmente abejas (de ahí su nombre) pero no le hacen ascos a otros bichos voladores, como libélulas, avispas, escarabajos... Se sabe que son bastante inmunes al veneno, pero aún así, cuando cazan bichos con aguijón venenoso, los golpean varias veces contra la rama que usan de posadero, para sacarles el máximo veneno posible. 

Entre las hojas...

Cuando terminan de digerir su alimento, forman una bola con los restos no digeribles (sobre todo las cubiertas quitinosas de los insectos) y lo echan otra vez por la boca, constituyendo las denominadas egagrópilas, al igual que las lechuzas, cernícalos, etc.
Crían hacia Mayo-Junio. Para ello, fabrican un nido que consiste en un agujero en el talud arcilloso, excavado por ambos progenitores y en el que la hembra pone varios huevos (de 4 a 7) que incubará durante tres semanas. 

Posado a la entrada del nido, en un talud arcilloso.

Pues esto es todo. Después de un tiempo siguiéndolos, durante el que pude incluso acercarme hasta su nido, pensé que quizá estaban acusando demasiado mi presencia, así que... me marché sin hacer ruido. Aunque me costó, he de reconocerlo, absorto como estaba en la presencia de esta vista tan preciosa, uno debe saber cuando retirarse, máxime si lo hace con la certeza de volvernos a encontrar en el camino. ¡Os espero!
 
¡Hasta la próxima!