jueves, 21 de marzo de 2013

Garza, garcetas y cómo hacer la puñeta.

Hola amigos.
Tenía yo pensado contaros hoy mi segunda parte de los animales vistos en los territorios del lince, pero a veces las vida nos obsequia con espectáculos que, aunque cotidianos, no dejan de sorprendernos, y que deseamos compartir con quienes nos rodean.
Ya os he contado que vivo cerca de Salamanca. Pues bien, después de tantos y tantos días de lluvia, frío, viento, puramente invernales, llevamos un par de ellos con un tiempo más bien primaveral. 
Así que he aprovechado el sol para ir a dar algún paseo, cámara en ristre, por mi Salamanca querida. Entre estos paseos, decidí apostarme en el Puente Romano, y presencié el espectáculo que os cuento. 

Garza Real, oteando mientras se acercaba al dormidero
 A la caida del sol, un grupo de garcetas se fue acercando hacia unos altos árboles donde tienen su dormidero. De hecho, por eso me fui hasta esa zona, con el fin de observar el dormidero de garcetas y otro de cormoranes que está muy cerca de éste. 
Cuando las garcetas se estaban posando, apareció aguas arriba una magnífica Garza Real y, sin pensarlo dos veces, se abalanzó hacia el dormidero de las garcetas, dispuesta a compartir con ellas ese lugar tan privilegiado. Desde luego, no se le puede reprochar, desde esos árboles las vistas de la catedral y los restos de muralla deben ser magníficas...
Garza Real, acercándose a las garcetas.


 Pero, por lo visto, a las garcetas no les hizo ninguna gracia que haya una Garza en sus alrededores, así que se levantaron todas, montando una algarabía bastante considerable y se pusieron a perseguir a la Garza Real. 
Fue todo un espectáculo. La gente que paseaba por el Puente Romano, de repente detuvo su caminar y se pusieron a ver como una bandada de blancas garcetas perseguían a la Garza, y cómo, segundos más tarde, era la Garza la que daba la vuelta y volvaba detrás de ellas. 

Garza Real persiguiendo a las garcetas.
 
Al final, tras varios intentos de unas y otras por ocupar el lugar privilegiado entre los árboles, la Garza Real decidió abandonar su empeño y seguir aguas abajo, imagino que buscando un sitio con unos vecinos menos ruidosos... 

Garza Real (Ardea cinerea)

sábado, 9 de marzo de 2013

Territorios del Lince I

Hola amigos!
Sí, ya sé que hace tiempo que no subo entradas, pero en invierno el trabajo apremia y las ocasiones de fotografiar la naturaleza que nos rodea son pocas. Por si fuera poco, nuestros diminutos amigos no se dejan ver mucho, así que entre unas cosas y otras...
Hoy vuelvo con naturalezas no tan diminutas como las de costumbre, pero con la sensación acuciante de compartir con todos vosotros mi última visita... a los territorios del lince ibérico.
Recientemente, he estado en el terreno del lince, campeando por lo montes que él campea, recorriendo dia tras día a golpe de telescopio y teleobjetivo, los bastos territorios que él domina.
Porque el lince es, ante todo, un animal señorial, un "tío elegante", un señor de sus dominios, al que el paso elegante y seguro le confiere, si cabe, un aspecto aún más majestuoso de lo que uno imagina.

Lo primero que llama la atención, al llegar a sus territorios, es esto:

Señal advirtiendo de la presencia de linces.

 Sí, una señal advirtiendo del paso de linces. No en vano, muchos de ellos mueren en la carretera, atropellados. En esta noticia  podéis ver hasta donde puede llegar el atropello. Precisamente este tema de es una de las prioridades de este año en Doñana, como recoge el Plan de Trabajo del III Life- Lince, que quiere hacer también hincapié en los linces muertos por furtivismo, la causa más importante de las muertes junto a los atropellos.

Volviendo a mis correrías por los terrenos del lince, os contaré que hay dos cosas que me llamaron mucho la atención. 
La primera, como os decía, es pel propio lince, tan señorial, tan majestuoso, tan... lince. Estas fotos, excepto la última, pertenecen todas a un mismo animal, que fue el primero que nos salió al encuentro. Impresiona verlo aparecer, como de la nada, como si siempre hubiera estado allí, sabedor de su dominio sobre los terrenos.
Apareció, de la nada, como si siempre hubiese estado ahí...
Antes de ver el lince, habíamos observado multitud de conejos, su presa preferida. En algún sitio he leido que Hispania significa "tierra de conejos" y, realmente, cuando uno campea por estas zonas, se da cuenta de que algo de razón tienen quienes aseguran que así es. Este lagomorfo, que se encuentra ahora en una etapa de recuperación tras ser minado por las mixomatosis, fiebres víricas, etc, constituye entre el 80 y el 90% de la dieta del lince, de tal manera que la vida de nuestro felino va aparejada indefectiblemente a la presencia de este animal.

Nos ve, nos mira, pero sabe que está a salvo...
 Mientras avistábamos uno de los linces que tuvimos la enorme suerte de ver durante estos días, presenciamos un preparativo de caza. Un lince, acercándose tras una peña, subiéndose a ella, se agazapaba lentamente, sigilosamente, alcanzando el borde bajo el cual se encontraba, ajeno a todo, un simpático conejo. Pero, en esta ocasión, la caza fue truncada. Una urraca, compañeras inseparables y muchas veces avisadoras de la presencia del gran gato, se acercó hasta la peña emitiendo sus sonoros graznidos. Con ellos puso en alerta al pequeño conejo, que corrió como alma que lleva el diablo hasta guarecerse en su madriguera a pocos pasos. Son los linces cazadores de acecho, de manera que no persiguen largamente a sus posibles presas. Simplemente se acercan, saltan, lo intentan, y si el intento no da fruto, continúan su camino como si nada hubiera pasado.


Os contaba que había dos cosas que me llamaron la atención. Además del propio lince, la otra fue la gran cantidad de especies "emblemáticas" que pudimos ver en la zona. Es curioso como, a lo largo de los cuatro días que estuvimos oteando el terreno en busca del lince, pasamos a ver como una cosa "normal" el que una buitre negro, un águila real e incluso un águila imperial se cruzasen delante de nuestros objetivos una y otra vez. 

Lince en el que se aprecia el collar de seguimiento en su cuello

Sí amigos, sí. Hay fotos de todos ellos.
Pero eso será objetivo de la próxima entrada.
¡Hasta entonces!