miércoles, 24 de abril de 2013

Explosión primaveral...

Definitivamente... ¡ayer fue un buen día!

Estuve dando un paseo por Villardeciervos (Zamora), con Pepe, amigo con quien comparto la pasión por la naturaleza. Fue un buen día, en el que pudimos observar una vez tras otra esa explosión primaveral que nos acompaña desde hace unos días. Primavera que también le ha llegado a mi movil, que ha decidido dejarme sin guasap, internet y todo lo que no sea recibir llamadas... pero esto es otra historia. El caso es que qué mejor manera de aprovechar el 23 de Abril, fiesta de la Castilla y León, y día del libro que haciendo una buena lectura de la naturaleza de nuestra comunidad...
Como os decía, las explosiones de vida y renacimiento natural nos salpicaron durante todo el día. Dejaré para otras entradas las explicaciones pormenorizadas de algunos de estos integrantes, puesto que hoy mi intención es que disfrutéis de todos ellos en conjunto, al igual que yo lo hice.

Nada más comenzar el paseo, nos encontramos con un petirrojo. Primero, en medio del camino, dónde suela salir para observar quién merodea en su territorio, y desde donde emite sus voces de alarma, esos chip-chip metálicos tan característicos. Luego, subido en una rama, alegrando la mañana con sus trinos.

Petirrojo (Erithacus rubecula)

Y, enseguida, nos llamó la atención un pequeño pajarillo que subía correteando por el tronco de uno de los robles. Un agateador común. A él dedicaré mi próxima entrada, puesto que estuvimos un buen rato observando como traía ramitas y pequeños fragmentos de hojas, pelo, etc hasta su nido, escondido dentro de una de las grietas de un roble.
Agateador común (Certhia brachydactyla).
Poco más adelante, y una vez que nos pudimos desembelesar del pequeño agateador, nos salió al paso una curruca capirotada, que no se entretuvo mucho en nuestra presencia. Era un macho con su característico píleo negro (si fuese hembra lo tendría rojizo) Nos miró, dudó un poco, y se marchó volando con viento fresco, hacia otros lugares.

Curruca capirotada (Sylvia atricapilla).
Así que les tocó el turno a los herrerillos. Primero un herrerillo común se asomaba desde una rama, cercano a nosotros, pero empeñado en esconderse, tan coqueto él, para no dejarnos hacer una foto decente. Aún así, aquí lo tenéis, con su antifaz, escondido tras unas ramas, parece un ladronzuelo al acecho de un buen botín.

Herrerillo común (Parus caeruleus)
Cerquita de él estaba el herrerillo capuchino, saltando de una rama a otra con su característico capirote. De colores mucho más blanquecinos que su homónimo, la cresta le delata desde casi cualquier punto de vista.

Herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus)
Caminando un rato más, nos encontramos con un pequeño constructor de nidos, un carbonero garrapinos, que estaba estableciendo su hogar entre las grietas de unas piedras, y lo estaba acomodando con pequeños trocitos de lana que traía de las cercanías.

Carbonero garrapinos (Parus ater)
 Y, ¡cómo no!, no podía faltar el pequeño jilguero, subido en esta ocasión a un precioso cerezo en flor.

Jilguero (Carduelis carduelis)
No todo fueron pájaros. Durante la tarde, y mientras nos adentrábamos en un pinar cercano, pudimos ver un ciervo. Con la nueva cuerna que le está creciendo ahora, tendrá que enfrentarse a otros machos por el dominio de sus territorios y por el apareamiento con las hembras disponibles.

Ciervo con los primordios de la cuerna cubiertos de borra
Salimos otra vez al claro y... ¡ya están aquí! Llegados con los primeros calores de la primavera, los abejarucos vuelven a pasearse entre los campos con sus vistosos colores. Este en concreto estaba, en el momento hacer la foto, regurgitando los restos de los artrópodos comidos (el esqueleto externos de estos, de quitina, no se puede digerir) en forma de una pequeña egagrópila.

Abejaruco (Merops apiaster)
Y, por último, ya hacia el final de la tarde, encontramos un grupo de piquituertos (podéis ver en la foto una hembra con el característico pico curvado) merodenando por el pinar. El pico "tuerto" les permite acceder perfectamente al interior de las piñas (ayer pudimos comprobarlo fehacientemente durante un buen rato)

Piquituerto (Loxia curvirrostra)
Y aquí termina el paseo, y la entrada. ¡Hasta la próxima!



2 comentarios:

  1. Qué bonitos y qué gozada oir sus trinos. Con tu blog volvemos a recuperar algunos nombres de pájaros de nuestras tierras olvidados y a los que, sea cual sea, le decimos "pájaro". Volvemos a contemplar el herrerillo, abejaruco, petirrojo, etc.
    Seguro que el zarceño Luis, desde Barcelona, y asiduo de tu blog, recordará ratos de su niñez en La Zarza embelesado contemplando los abejarucos.
    Saludos, -Manolo-

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  2. Muy buen día pasamos. Las fotografías quedaron estupendas. Un saludo.

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