miércoles, 10 de abril de 2013

Territorios del Lince II

Hola amigos: 
Pese a las interrupciones provocadas por la garza, las garcetas y sus intenciones de quitarse el cobijo las unas a las otras, me quedaba pendiente un capítulo más sobre mi visita a los territorios del lince ibérico. 
Tal y como os comentaba en la anterior entrada, aunque para nosostros lo más espectacular fue, sin duda, disfrutar de la majestuosidad del elegante felino, nuestra espera se vio recompensasda en numerosas ocasiones por la vista de otros animales singulares presentes en la zona. 
Nuestros ojos cambiaron varias veces de rumbo, apartándose del telescopio con el que peinábamos el valle, y dirigiéndose hacia el cielo, para contemplar una serie de imponentes aves que merodeaban por la zona. 
La primera que os muestro es el águila real, ave que tiene una población bastante notable en España, y que es muy usada en cetrería, llegando a cazar incluso lobos o pequeños ciervos con ella. Muchos de nosotros aún tenemos en nuestras neuronas grabada la imagen de aquella águila real abalanzándose sobre la cabra montesa, rodada por el gran divulgador de la naturaleza, Félix Rodriguez de la Fuente. 
Águila real
Se distingue muy fácilmente en vuelo, gracias a las dos manchas blancas que salpican sus alas y a su gran porte, estamos hablando de un ave de unos 2 metros de envergadura en el macho y unos 2,3 en las hembras.

Casi de sorpresa, de forma majestuosa y enigmática, apareció ante nosotros una pareja de buitres negros. Volando, planeando más bien, a media ladera, se dejaron fotografiar "a gusto de los observadores" osea, nosostros. Algo más grande que "su primo", el buitre leonado, normalmente supera los 3 metros de envergadura, y tiene una diferencia notable respecto a él, que marca su fisonomía y su comportamiento. Tienen un pico más afilado y no tienen la cabeza desnuda como aquellos. 

Buitre negro.
Suelen ser los primeros en llegar a la carroña, y son más escrupulosos que sus parientes. Gracias a su pico, desgarran la piel de los animales que encuentran, y se alimentan únicamente de materia muscular, evitando las vísceras. A veces ingieren algo de piel o pelo, pero no tardan en expulsarlo en forma de egagrópila.

Buitre negro.
El buitre leonado, sin embargo, presenta su cuello prácticamente desnudo, provisto únicamente de un fino plumón al que la sangre y la carne no se adhieren fácilmente. Ello le permite meter su cabeza totalmente dentro de los animales muertos que encuentra. Le vale todo: carne, piel, vísceras... siendo, en este sentido, mucho menos selectivo que el buitre negro. Es común verlo volar en bandadas de unos cuantos individuos, que pueden compartir con unos pocos buitres negros.

Buitre leonado.
He de deciros que, sin duda, el ave que más me impresionó en este recorrido fue el águila imperial ibérica. Puede ser porque sea la más especial, la más amenazada de las aves que os muestro. Puede que sea porque hacía tiempo que no cruzábamos nuestras miradas. No sé lo que fue pero cuando, al mirar hacia el cielo, la volví a ver por primera vez (hay visiones que por muchas veces que aparezcan siempre parecen la primera...), sus hombros blancos me volvieron, como siempre, a dejar impresionado...

Águila imperial ibérica, mostrando los hombros blancos.
Compite con el lince en la caza de conejos, aunque también puede alimentarse de liebres, palomas o pequeños roedores, entre otros. Tiene una envergadura de unos 2 m y una historia que contar. A mediados del siglo XX, solo se tenía constancia de 50 parejas reproductoras. Hoy son unas 350 las que se tienen censadas. Y hay esperanzas de que la población pueda llegar a las 1400 parejas, y poder sacarla del cajón de los animales protegidos. Esperanzas y gente dispuesta a trabbajar por ello. Por ejemplo, la publicación del libro El águila imperial ibérica. El resurgir de una especie amenazada.

En el resto de animales no me voy a detener mucho. Por su especial porte me gustaría mostraros esta foto del muflón, que fue extinguido por la mano del hombre de prácticamente toda Europa, salvaguardándose en algunas islas, y que ahora ha vuelto a ser reintroducido. 
Muflón.
Y también hablaros, por su especial presencia, de la perdiz, ave que en estos lares se encuentra bastante "a sus anchas" Parece consciente de que el lince prefiere sin duda los conejos y de que el propio lince destierra de sus territorios a otros animales que pudieran alimentarse de ella...

Perdiz.
Por último, aunque en cautividad, también nos deleitamos con la vista de algunos toros bravos, y de alguna de las peleas de que fuimos testigos. Toda una demostración de su fiereza y brabura.
 
Toros bravos.
Y, esto es todo, amigos. Pronto volveremos con nuevas entradas. A ver si comienza el tiempo soleado y nosostros podemos regresar a nuestra "naturaleza diminuta". Hasta luego!


5 comentarios:

  1. Tus comentarios, Ernesto, son clases magistrales que me están resultando además de atractivas, interesantes.

    La mención al buitre, me ha traído a la memoria una escalofriante experiencia que viví de niño con trece años en mi pueblo (La Zarza) en un lugar cercano a una viña de la familia que yo cuidaba, y, enfrente, a unos trescientos metros, más o menos, habían dejado abandonada una vaca muerta, de la que pronto dieron buena cuenta las rapaces y, viendo que en un determinado momento acudieron una considerable cantidad de buitres y otros a carroñear, me acerqué (con la piel de gallina por todo el cuerpo) y, situado detrás de una pared de piedra de un metro aproximadamente, contemplé despavorido las disputas y el orden en que iban comiendo los distintos "jefes" (y, cómo devoraban y desgarraban la carne con una fiereza inquietante para mi en ese momento) mientras otros miraban con nostalgia. Fue una experiencia única, que después, cuando ya tomé conciencia de lo hecho, en múltiples ocasiones me he preguntado si no fue una inconsciencia o una osadía irresponsable semejante atrevimiento; pero dada le edad, lo lanzado que yo era por aquel entonces, y el desconocimiento del peligro, no me ha extrañado que lo hiciera. Lo cierto es que al sacarlo tú a colación, me ha acudido a la memora aquella vivenvia tan original; por citar de alguna manera, que, me ha resultado grato.

    Muy interesante, Ernesto.
    Saludos. Luis

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    1. Gracias por tu comentario, Luis.
      Me alegra haber contribuido a traer de nuevo a tu memoria esta experiencia.
      No sé si fue inconsciencia o no, pero tuvo que ser una sensación maravillosa contemplar semejante espectáculo.
      Un saludo.
      Ernesto.

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  2. Siempre tan interesantes y didácticas, Ernesto, tus entradas en el blog. Y acompañaas de fotografías únicas.
    Supongo que conocerás nuestra zona de La Zarza, en el borde del Parque de Las Arribes del Duero/Douro donde en los acantilados que encajonan el río abunda el buitre leonado. Situado en alguno de los miradores como el de La Code (Mieza), Salto de Adeadávila y del Fraile, por ejemplo, es un espectáculo ver esos buitres volando bajo tus pies. Si no has visitado la zona, te la recomiendo.
    Saludos - Manolo-

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    1. ¡Gracias, Manuel!
      Conozco el mirador de Mieza, el de Aldeadávila y el del Fraile. Desde el de Aldeadávila he llegado a ver incluso alguna cigüeña negra volando por allí. Es un espectáculo alucinante. La próxima vez que pare por esos lugares me acercaré a la Zarza.
      Saludos. Ernesto.

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