martes, 4 de junio de 2013

COLIRROJO TIZÓN

Hola amigos!
Vuelvo para contaros una historia que ha sucedido muy cerquita de mi casa durante estos días, y que he tenido oportunidad de seguir de cerca día a día durante este tiempo. 
Todo empezó hace unos días, cuando al salir a la galería tras la cocina comencé a oír un fuerte piar de unos pollitos, y deduje que algún nido había sido instalado por los alrededores. 
Rápidamente cogí una escalera, la cámara de fotos, y salí de casa en busca de aquellos guerreros pollos que alteraban el silencio del edificio. No tardé en encontrarme con esto...

Pollos de colirrojo en el nido.

Aunque gracias al teleobjetivo pude sacarles fotos desde una distancia suficientemente prudencial, al verme aparecer se agazapaban tras la paja del nido y se quedaban callados hasta que yo volvía a bajar la escalera y desaparecía. Ese primer día aún no localicé a los padres, aunque suponía que el nido pertenecía a una pareja de colirrojo tizón (Phoenichurus ochrurus) que llevo viendo todo este invierno por los alrededores de la casa. Sin embargo, los que había cerca en ese momento, expectantes ante lo que ocurría, eran una pareja de pardillos (Carduelis cannabina) que llevan también un tiempo merodeando por el jardín.

Macho de pardillo
 
Hembra de pardillo

Dejé pasar tres días sin acercarme, pues no quería alterar la paz y el crecimiento de los polluelos. Al tercer día, cuando estaba subiendo la escalera, lo primero que hice fue constatar que el nido era de colirrojo tizón, y no por los pollos, sino porque la madre, al verme, empezó a llamarme con un fuerte canto buscando desviar mi atención. Y sí, la desvié, para hacerle ver que no iba en busca de los polluelos, así que la seguí durante un rato, dejando que ella me alejase del nido. Mientras tanto, aproveché para hacerle unas cuantas fotos. Aquí la tenéis, así de bonita...

Hembra de colirrojo

Tres intentos de despiste después, encontré lo que estaba buscando. Mientras la hembra de colirrojo intentaba distraerme, el macho, situado sobre una farola cercana, estaba presto para acercarse al nido a llevarles comida a sus polluelos. No me quitaba ojo de encima, pero en este caso estaba suficientemente callado y quieto como para no llamar la atención...

Macho de colirrojo con una presa en el pico.

No quería molestar, así que me retiré al interior de casa, para dejar al macho que se acercase con la presa a dar de comer a los polluelos, y esperé unos minutos antes de subirme otra vez rápidamente a la escalera, cámara en ristre y sacar fugazmente la foto de dos polluelos ya creciditos, que me miraban con ojos saltones esperando mi próximo movimiento.

Polluelos de colirrojo.

Un par de días más tarde, me encontré con uno de ellos en el suelo, haciendo cortos vuelos ante la mirada atenta de sus padres. Otra visita fugaz, otra vez a una distancia prudencial para no molestar, gracias al teleobjetivo. Y otra vez el polluelo percatándose de mi presencia, pero permaneciendo quieto, como posando para permitirme hacer la foto, antes de marcharme para casa y dejarles con su vida y sus clases aceleradas de vuelo...
 
Polluelo ya volandero de colirrojo.
Y, qué deciros... Que hace ya tres días de esto, y que a los polluelos no los he vuelto a ver. Pero sé que siguen por ahí, intentando crecer y acostumbrándose a la vida fuera del nido... pues varias veces, la última hace apenas una hora, he vuelto a ver al colirrojo macho piando, buscándolos, con una pequeña presa en la boca, deseoso de alimentarles y de verles, por fin... ¡VOLAR!

¡Ánimo, polluelos! Y bienvenidos a esta linda primavera...




2 comentarios:

  1. ¡A VOLAR!.... Qué lecciones nos da la naturaleza.
    ¡Qué bonitos! y qué bien plantados.
    Asi que jugando al despiste con los pajaritos. no es mala distración y más si luego da sus frutos y podemos ver, gracias a tu cámara y a tí estas bonitas imagenes.
    Fue un placer, Ernesto, saludarte y conocerte personalmente hace unos dias en Valdejimena.

    -Manolo-

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  2. Gracias, Manolo, por tu interés y tus comentarios.
    La verdad es que ha sido una suerte el que anidasen justo en mi casa.
    Como dices, un placer encontrarnos cara a cara después de tantos encuentros "blogueros"

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